Donald Trump prepara un ambicioso plan para un dramático reinicio conservador del país durante sus primero 100 días en el cargo, pero, al igual que otros presidentes antes que él, es probable que descubra que es más fácil hacer promesas en la campaña que cumplirlas en la Oficina Oval.
En el caso de Trump, la resistencia comenzó antes: su llamado a hacer una reforma constitucional para imponer límites a los mandatos de todos los miembros del Congreso duró, exactamente, un día después de su victoria. Los limites a los periodos no estarán en la agenda en el Senado, dijo el líder de la mayoría del Partido Republicano, Mitch McConnell. “Tenemos límites en los mandatos ahora: se llaman elecciones”, indicó.
Esa brecha entre los objetivos y la realidad es algo que enfrentan todos los presidentes. El sitio de noticias Politifact ha llevado un “obamametro” para revisar más de 500 promesas que el presidente Obama hizo en sus campañas de 2008 y 2012. El resultado: ha cumplido 45% de ellas, había cedido en 26% y roto 22%.
Al preguntársele qué está en el primer lugar de su lista para después de la toma de posesión el 20 de enero, Trump se muestra optimista, pero no da detalles: “vamos a movernos con firmeza sobre la inmigración. Nos vamos a mover firmemente sobre la atención de la salud. Y analizamos los empleos”.
Sin embargo, una de las claves del plan de empleo del presidente electo es su promesa de poner a trabajar a millones de estadounidenses en un esfuerzo de 10 años, de un billón de dólares para reconstruir las carreteras, los puentes y los aeropuertos del país. No es factible que ese gran boleto para el plan de gastos siente bien entre los republicanos, ansiosos por recortar el tamaño delGobierno. Las mejoras masivas a la infraestructura no serán prioridad en el Congreso, dijo McConnell.
El compromiso de Trump para revocar la Ley de Atención Accesible es un ejemplo de una promesa que fue más fácil hacer de lo que será sostenerla, comentó Henry Brady, el decano de la Escuela Goldman de Políticas Públicas en Berkeley, de la Universidad de California. Si bien los republicanos en el Congreso han votado más de 50 veces para derogar el Obamacare, los problemas podrían surgir al tratar realmente de eliminarlo.
Hasta Trump ha dicho que le gustaría conservar partes de la ley de la atención de la salud, como la sección por la que se permite que personas de hasta 26 años de edad estén dentro del plan de salud de sus padres, así como aquella por la que se prohíbe a las aseguradoras rechazar a las personas debido a condiciones preexistentes.
Es factible que lleve meses al Congreso presentar una propuesta alterna para la atención de la salud. “Es fácil recortarle el dinero a la ONU -dijo Brady-. Es muchísimo más difícil recortarle el dinero a alguien en Wyoming”.
Margen de acción
Trump prometió que nombraría a un fiscal especial para que analizara el supuesto mal manejo de los correos electrónicos secretos de Hillary Clinton cuando fue secretaria de Estado. Pero luego, en su discurso de la victoria, dijo que Clinton “ha trabajado mucho y muy duro durante un largo periodo de tiempo, y tenemos con ella una enorme deuda de gratitud por su servicio a nuestro país”.
El jueves, tanto el ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani, como el ex gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, dijeron que nombrar a un fiscal especial sería una decisión dura que todavía no se toma.“Ha sido una tradición de la política dejar atrás las cosas”, dijo Giuliani en una entrevista en CNN.
Para un hombre de negocios que ha pasado toda su carrera como el jefe de una compañía donde su palabra es la ley, va a ser un cambio enorme administrar una organización como el Gobierno, que tiene un consejo de 535 miembros elegidos, a los cuales no se les puede decir: “estás despedido”.
“Tenemos un sistema con muchos más contrapesos de los que se encuentran en los negocios”, notó Sam Erman, profesor en la Escuela Gould de Derecho, en la Universidad del Sur de California. “Los negocios también tienen muchísima menos supervisión por parte de los medios”, subrayó.
Sin embargo, cualquier presidente es libre de establecer su propio curso cuando toma posesión del cargo, con nombramientos y fijar la dirección de su gobierno. Un presidente como Trump, con bastantes ideas -por indefinidas que puedan ser- y con un Congreso liderado por su propio partido tendrá mucho margen de acción.
“Bailando en las calles”
“Los primeros 100 días serán miserables (para los demócratas) porque se buscará deshacer cualquier cosa que haya hecho Obama”, notó Bruce Cain, profesor de ciencia política en la Universidad de Stanford. “Los republicanos estarán bailando en las calles”, añadió.
En octubre, Trump dio a conocer lo que llamó su “Contrato con el electorado estadounidense”; y dijo que “restablecerá la prosperidad de nuestra economía, la seguridad en nuestras comunidades y la honestidad en nuestro gobierno”.
En el plan de los primeros 100 días de Trump no se hizo mucho para diferenciar entre lo que puede hacer unilateralmente como presidente y lo que necesitará la ayuda del Congreso. Por regla general, si no cuesta dinero, Trump puede hacerlo él solo. Sin embargo, si se requiere dinero, necesita al Congreso.
Inmigración
Desde el día que comenzó su campaña en junio de 2015, Trump ha llamado a la construcción de un enorme muro en la frontera sur y se comprometió a que México lo pagará. Costaría más de U$S 12.000 millones.
Hay que esperar una batalla en el Congreso por cuestiones de costos y el momento para la construcción, pero, dado que es el tema distintivo de Trump, es probable que se salga con la suya.
Algunos de los planes sobre inmigración de Trump requieren poco más que su firma. La “Acción diferida” para quienes llegaron en la infancia, que proporciona protección contra la deportación a cientos de miles de jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños, es un decreto presidencial de Obama y puede desaparecer al instante. Trump también podría eliminar los pagos federales a las ciudades “santuario”, lo cual le costaría a San Francisco U$S 1.000 millones.
Por cuenta propia, es probable que Trump pueda cambiar las reglas sobre las cuales se les permite a los inmigrantes entrar en el país y empezar los procedimientos de deportación para los que, él dice, son 2 millones o más de residentes indocumentados que han cometido delitos.
De seguro surgirán batallas judiciales, pero quienes se oponen a sus planes no podrán marcar ninguna diferencia, dijo Erman de la escuela de derecho de la USC.
“El presidente puede hacer muchas cosas sobre las que los tribunales pueden fallar en contra después, pero para cuando los tribunales digan: ‘Calma’, el mundo ya habrá cambiado”, dijo.
El ambiente
Trump, quien ha dicho que el calentamiento mundial es una estafa creada por los chinos, podría cambiar la dirección de la política ambiental estadounidenses con rapidez, en especial con un Congreso republicano que ha criticado los esfuerzos “verdes” de Obama.
Trump ha prometido levantar las restricciones al gasoducto Keystone XL que Obama impuso, abrir terrenos federales a la perforación petrolera y la minería del carbón, y eliminar las regulaciones ambientales que cree que dañan a los negocios.
Si bien Trump no puede solo deshacerse del reciente Acuerdo de París sobre la reducción de los gases invernadero, no hay nada que decir en cuanto a que el nuevo presidente lo ignore. “Puede sacar cero programas (ambientales)”, notó Brady de la UC en Berkeley. “Los programas del cambio climático van a tener un revés drástico”.
Comercio
El presidente tiene control directo sobre la política del comercio, ha dicho que usará ese poder.
Puede terminar con la participación del país en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica con solo anunciar el retiro del país, y salirse del TLCAN con México y Canadá seis meses después de haberlo notificado.
Para este aspecto del plan de los 100 días de Trump, se requiere que el nuevo secretario de comercio identifique los abusos comerciales extranjeros y “use cada herramienta”, las que pueden incluir aranceles, para acabarlos de inmediato. Podría declarar a China “manipuladora de las divisas” y ha hablado de imponerles un arancel de 45% a los bienes chinos.
Los economistas han advertido que una guerra comercial con México y China, que representan 25% del comercio internacional estadounidense, podría devastar la economía de Estados Unidos. Un estudio del Instituto Peterson para la Economía Internacional, de inclinación hacia el libre mercado, mostró que una guerra comercial total podría resultar en un 5% de pérdida de empleo en California y un costo al país de casi 4.8 millones de empleos privados.
Trump tiene muchos otros planes para sus primeros 100 días, que incluyen la cancelación de “cada decreto presidencial, memorando y orden inconstitucional que haya emitido Obama”, para lo que seleccionará un nuevo magistrado conservador para la Corte Suprema, reforzará el gasto militar e impulsará un plan económico por el cual proporcionará “una reducción fiscal masiva y una simplificación”.
No es que cada parte del plan de 100 días de Trump se convertirá en ley, ni siquiera pasará de la etapa “no sería increíble”. Tendrá que establecer prioridades y decidir dónde gastar su capital político y dónde ceder o alejarse.
“Solo porque es posible que un presidente actúe no quiere decir que será políticamente agradable”, dijo Erman. “Un presidente tiene un poder enorme, pero es un préstamo del pueblo al que representa”.